Tradicionalmente, la yerba se cultivaba
de manera simplemente extractiva, aprovechando los ejemplares silvestres del
sotobosque, esta práctica ya no se utiliza, en la actualidad hay cultivos de
manera ordenada. Los intentos iniciales de domesticar su cultivo se toparon con
dificultades en la germinación, lo que llevó a los sacerdotes de las
reducciones jesuíticas, los primeros que emprendieron el intento, a fomentar el
replante en zona selvática y la poda como medios de incrementar la producción.
En buena parte de Brasil las pequeñas explotaciones funcionan aún de ese modo.
Para el cultivo organizado, las semillas
se cosechan entre febrero y abril; deben plantarse de inmediato o almacenarse
con sumo cuidado, para evitar que el endurecimiento de las mismas las haga
inviables. A bajas temperaturas pueden almacenarse hasta un año, aunque su
capacidad de germinar se reduce abruptamente. En muchas semillas externamente
maduras el embrión es aún rudimentario, lo que provoca larguísimos períodos de
germinación en algunos casos. Sin embargo, la reproducción sexual sigue siendo
la forma más frecuente de cultivo.
Normalmente las semillas obtenidas de
frutos maduros se quiebran y remojan una vez cosechadas; después de dejarlas
secar, se siembran menos de 30 días después de su cosecha. Con riego abundante
y temperatura favorable, la germinación tiene lugar al cabo de uno o dos meses.
Se trasplantan al cabo de un año a su ubicación definitiva, asumiendo otro año
más su arraigo.
Las plantaciones organizadas comenzaron
a ponerse en práctica en Argentina hacia 1915, empleando una disposición en
cuadrilátero o tresbolillo. Hacia la misma fecha se desarrollaron mejoras en
técnica de poda, entre ellas el llamado corte mesa, una poda horizontal
adecuada a la cosecha mecánica, que mejora además el rendimiento de la planta.
En 1953 se impuso una modificación a la técnica de plantado, ubicando los
renovales en curvas de nivel e incrementando la densidad por hectárea. El uso
de leguminosas como cultivo de acompañamiento mejora también el rendimiento del
suelo.
La reproducción por esquejes es inusual,
sobre todo por la dificultad de obtener gajos con raíz; la tasa de
enraizamiento de ramas altas es baja, aún cuando se emplean hormonas para
fomentarla. Las técnicas de fecundación in vitro son aún experimentales.
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