Conocido como té de los jesuitas o té
paraguayo. La yerba fue consumida desde tiempo inmemorial por los pueblos
guaraníes y guaycurúes, que recogían las hojas de ka'a en la selva, donde
crecía en forma silvestre. Inicialmente las mascaban, luego las prepararon en
infusión.
Iniciado el período de dominación
hispano-portuguesa en América del Sur, la costumbre de beber la infusión fue
extendiéndose. Hacia fines del siglo XVI y comienzos del XVII, los españoles
consideraron al mate como un vicio peligroso. En abril de 1595, el teniente
gobernador de Asunción, Juan Caballero Bazán, prohíbe el tránsito por los
yerbales y el cultivo.
Con la llegada de la Compañía de Jesús
al Paraguay a principios del 1600 y hasta 1630, se prohíben el consumo de mate
y la exportación de la yerba. Pero la prohibición del consumo sólo sirvió para
atraer la curiosidad de los conquistadores.
Hacia 1600 se consumían en Asunción
cerca de 500 kilos de yerba al día. En 1611 Marín Negrón, gobernador de
Asunción, impone penas para los que fueran sorprendidos “en posesión de
yerbas”: cien latigazos si el infractor era indígena, cien pesos de multa si
era español. Contemporáneamente Hernandarias, gobernador de Buenos Aires,
reprime el consumo de yerba con 10 pesos de multa y 15 días de cárcel, al
tiempo que manda quemar en la Plaza Mayor sacos de la hierba ingresados
clandestinamente.
Finalmente, el cultivo fue autorizado a
los jesuitas, que lo monopolizaron hasta que fueron expulsados en 1767. Los
jesuitas lograron domesticar la planta, mediante técnicas de secado de la
semilla, lo que permitió extender las plantaciones al punto que la venta de
yerba mate se convirtió en la principal fuente de ingresos de las
“reducciones”. Hacia 1720 el consumo se había generalizado también en el actual
estado de São Paulo (Brasil). En Chile desde la Colonia y hasta el siglo XIX
tuvo una amplia difusión, cediendo su preponderancia en las áreas urbanas en
favor del té.
Hoy en día la zafra de la hoja en los yerbales,
continúa ligada a los regímenes de mensú sobre las comunidades guaraníes, que
son engañadas por sus necesidades extremas, pues muchos son expulsados de sus
tierras y al verse exiliados caen en manos de "enganchadores" que les
ofrecen adelantos de sueldo y son llevados a yerbales para convertirse en
mensúes -término que denomina a la forma de trabajo forzoso en Paraguay-, que
acarrea indígenas bajo amenazas para la cosecha de la yerba mate Esto último no ocurre últimamente en
Argentina, aunque hace no mucho tiempo también habían "mensús" en
este país. En Misiones (Argentina se llama "tarefero" al que cosecha
artesanalmente la yerba, valiéndose de una tijera. Los mensúes y tareferos se
sienten identificados con la tarea de la cosecha; aún así, cobran muy poco por
su trabajo y son semi-explotados (como lo refleja la canción "El
Mensú", de Ramón Ayala). Como las tareas de cosecha (tarefa) no se llevan
a cabo durante todo el año, en Misiones (Argentina) existen subsidios a los
tareferos. El gran problema al que se enfrentan los tareferos en Argentina es
el trabajo en negro que, según el gremio rural UATRE, involucra en la cosecha
de yerba en la zona productora a cerca de 25000 personas. El 49% de ellos está
fuera del mercado legal.
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